El conocido padre del pop art nació un 6 de agosto de 1928.
Hoy, en el día en que cumpliría 90 años, lo recordamos con el relato notable de Bárbara Espejo.
El niño de la casa era enfermizo. Padecía el mal de Vito. Un trastorno que provoca convulsiones y pasaba días o semanas en cama, haciendo dibujos o pintando los libros que le traía su madre.
Se licenció y partió a Nueva York. Pasó de Andrew Warhola a Andy Warhol. Compró una peluca plateada para disimular su calvicie hereditaria y de paso llamar la atención.
Se operó la nariz, triunfó como ilustrador en las revistas Harper´s, Vogue y Glamour. También por los diseños que hizo para Tiffany´s. Era el inicio del camino que lo convertiría en una estrella.
Warhol que aspiraba a convertir los objetos de consumo en arte y el arte en objeto de consumo de inmediato comenzó a experimentar con la serigrafía y un billete de dólar fue su primer modelo.
La revista Time lo incluyó en un reportaje sobre arte pop. Montó su primera exposición en Los Ángeles y comenzó como una araña a tejer redes, establecer vínculos y cazar gente linda que apoyara su cruzada estética.
Warhol dejó de reproducir tarros de sopas Cambbell’s y botellas de Coca-Cola y se convirtió en el retratista preferido de la alta sociedad a nivel mundial.
Entre los efigiados estuvieron Richard Nixon, la reina Isabel, Mick Jagger, Jaquelin Kennedy y Mao Tse- tung.
Warhol mantuvo el requisito de la innovación en su obra y lo cumplía ocupando chocolate derretido, mermelada de frambuesa y una serie de fluidos humanos para las pinturas que ahora se venden en fortunas.
“Me aterra poder perder todo en un minuto y volver a ser miserable” repetía Andy Warhol, por eso prefirió evitar poner todos los huevos en el mismo canasto y desarrolló su ingenio en diferentes disciplinas artísticas, convirtiéndose en el multi Warhol.
También irrumpió con bastantes buenos resultados y todavía más polémica en la creación de las carátulas de discos. El plátano de The Velvet Underground, de esos sugerentes y ajustados jeans de la tapa de “Sticky fingers” de los Rolling Stones, así como la legendaria lengua que se convertiría en su símbolo.
Su trabajo incansable le dio a Andy la ventaja suficiente como para que se convenciera de haber ganado la carrera por haberse alejado de la miseria y la pobreza.
Se negó siempre a comprometerse en gran parte por su mal resuelta homosexualidad que como todo lo que sentía, no dejaba que se asomara. Seguía frío como un reptil y evitaba la comunicación directa.
La expresión de sus emociones era tan básica y tan plana en Andy Warhol como sus pinturas que según él mismo decía no tenían nada detrás, sino que todo estaba en la superficie.
El incansable Papa del pop se enfermó de golpe y no salió vivo de la operación a la vesícula a la que tuvo que someterse el 22 de febrero de 1987 en un hospital newyorkino.
Tras la despedida que 2 mil personas le dieron en la Catedral de San Patrick, los 600 millones de dólares de su fortuna pasaron a manos del Estado para que levantara una fundación dedicada a las artes visuales .
El cuerpo fue devuelto a su Pittsburgh natal de donde había salido Andy Warhol a los 20 años a la casa de los 15 famosos minutos.