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Especial ilustradores: Mala Imagen

En Duna digital conversamos con tres artistas que hace pocas semanas lanzaron sus últimas creaciones. Cómo fue su proceso creativo, qué buscan trasmitir con sus obras y cómo es ser dibujante en Chile es parte de lo que exploramos en este ciclo de entrevistas. Hoy, Mala Imagen y su libro “Dedocracia” por el cual puedes participar.

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2 Octubre, 2017

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En Duna digital exploramos lo último que llegó a las librerías en obras de ilustración y escogimos las creaciones de tres artistas con historias y estilos muy diferentes que no puedes dejar de leer. No olvides participar por tu libro favorito que será sorteado la próxima semana.

Sus procesos creativos, lo que buscan comunicar, cómo es ser dibujante en Chile y cómo ha crecido el mercado de la ilustración es parte de lo que conversamos con Félix Vega, Francisca Villalón y Guillermo Galindo (Mala Imagen). Tres días, tres ilustradores. Hoy:

Guillermo Galindo/ Mala Imagen

Si no conoces su nombre, definitivamente has visto más de alguna de sus tiras cómicas de sátira política en redes sociales. Hace casi siete años Mala Imagen comenzó a ganar reconocimiento por su humor gráfico inspirado en el programa de CHV, Tolerancia Cero.

Hace pocas semanas lanzó su décimo libro: “Dedocracia” ($12.000), el cual es el resultado de tres años de trabajo que incluye: publicaciones en The Clinic, ilustraciones de su página web y material nuevo.

En “Dedocracia” se mete de lleno en el gobierno de Michelle Bachelet y en los escándalos de corrupción de la política. Además, explora la carrera a La Moneda, el conflicto mapuche y las últimas movilizaciones sociales, entre otros temas.

¿Cómo fue el proceso de creación de Dedocracia?

Cada semana me enfrento a publicar una página en The Clinic, eso se convierte en una historieta larga que es bien complicado de hacer. Se podría decir que yo venía trabajando en este libro hace tres años. El desafío fue que el material acumulado tuviera cierto sentido, que no fuera un pegoteo de cosas nuevas y viejas, sino que tuviera una intención. Además, cada vez que saco un libro me pongo muy obsesivo en retocar los dibujos. Tengo que hacer material nuevo para que quede más entretenido y para tapar ciertos baches que quedan cuando uno trabaja con contingencia por un periodo más amplio de tiempo.

El trabajo de un dibujante es bastante solitario. El panorama ideal es estar en la casa dibujando con música y un buen café. A veces me cuesta tener disciplina. A veces no tengo ni tiempo de dibujar porque estoy haciendo otras cosas para poder subsistir. Me gustaría poder dibujar más. Hay días que llega la inspiración, otros que estoy horas tratando de dibujar y  la inspiración no llega, esos son los momentos frustrantes.

¿Cuándo empiezas a migrar hacia la sátira política?

Me metí en la sátira política porque en 2009 empecé a trabajar con contingencia y actualidad aunque no necesariamente era política. En 2010 había un personaje que era muy entretenido para hacer sátira: Sebastián Piñera.  Fueron saliendo muchas tallas que se hicieron muy conocidas. Ya en 2011 empecé a hacer las viñetas que parodiaban al programa Tolerancia Cero. Ahí me metí de lleno en lo político y ahí he seguido hasta ahora.

¿Por qué crees que tus dibujos pegaron más que otros en las redes?

Hay muchos dibujantes muy buenos en este país, mucho mejores que yo. Creo que fui muy trabajador en preocuparme de todos los detalles, no sólo de dibujar, también fui muy activo en promocionar mi trabajo, en ser mi propio manager. Mi primer libro lo edité yo porque nadie quiso hacerlo. Busqué el camino con harta perseverancia y no he parados desde que empecé hace diez años.

Veo dibujantes buenísimos, con mucho talento, pero les falta publicar más seguido o encontrar un nicho, un lugar original o inventar a un personaje que a la gente le guste.

¿Cuál fue tu primer gran salto?

Mi rutina consistía en tratar de publicar todos los días, sentía que cada dibujo era un pasito. Por eso, cuando empecé a tener pequeños “éxitos” lo vi como algo normal, porque veía los avances. Nunca fue “un golpe de suerte”, como dice la canción.

Mi primer salto fue cuando las parodias de Tolerancia Cero se hicieron conocidas. Tuve la atención de los medios y por primera vez querían entrevistarme. Ahí empecé a trabajar en The Clinic.

¿Cómo cambió tu vida después de que Mala Imagen se hiciera popular?

Ahora más gente me conoce, estoy más expuesto, tengo la presión en lo que voy haciendo. Cuando empecé mis dibujos eran bastante libres, era como un ejercicio de hacer lo que se me daba, lo que se me ocurría en el momento, no pensaba mucho. A medida que avanzaba trataba de que cada dibujo fuera mejor que el anterior o que fuera marcando una evolución.

Le voy metiendo más cabeza, por eso muchas veces en toda una semana no publico nada. He ido bajando la cantidad, pero en pos de que vaya siendo más reflexivo.

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