A siete años y un mes desde que se desató la guerra civil en Siria, las consecuencias han sido devastadoras para la población civil, que figuran como un tercio de un total aproximado de 511 mil muertos, si se incluye a los participantes activos del conflicto, según cifras del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.

Alrededor del 85% de las muertes de ciudadanos sirios ha sido responsabilidad de las fuerzas de Bashar al Asad, según informa el diario El País. Lo que se agrava si se considera que el inicio de este año ha sido especialmente terrible para la población infantil.

¿La forma de exterminio más cruda? Lo acabamos de ver el pasado sábado 7 de abril en la ciudad de Duma, donde al menos 70 personas murieron (la mayoría niños y mujeres) en un ataque con armas químicas. 

Gas mostaza, gas cloro y el agente nervioso sarín han sido los preferidos del régimen de al Asad para atacar a una población que en algún momento ya pasado trató de protestar contra la represión. Acá algunos de los episodios en donde se utilizaron armas químicas:

Gruta Oriental (2013)

A más de dos años de iniciada la guerra, el 21 de agosto del 2013, un ataque nocturno con gas sarín por parte del gobierno afectó los alrededores de la ciudad de Damasco, específicamente el suburbio de Guta.

Aunque el número de víctimas nunca se esclareció completamente (unos decían 300, otros dos mil), el número que más coincidencia encuentra dice que los fallecidos superaron el millar, mientras que fueron tres mil los que debieron ser atendidos por el mal estado en el que los dejó el neurotóxico.

Este hecho, que figura como la peor matanza del 2013, consiguió el repudio de potencias como Estados Unidos y Francia, quienes amenazaron con intervenir militarmente. Mientras que desde los aliados de Siria, Rusia e Irán, la respuesta fue negar que el Gobierno fuera responsable.

Ataques con gas cloro

El 10 de septiembre del 2014, la Organización para la Prohibición de Armas Químicas detectó que se usó gas cloro de forma “sistemática y reiterada” en ataques a la población civil de las localidades de Kafr Zeta, Al Tamana y Tal Minnis, donde alrededor de un centenar de personas murieron.

La ONG Human Rights Watch posteriormente confirmó que estos atentados fueron llevados a cabo por las fuerzas militares del Gobierno, a través de tanques lanzados desde aeronaves.

En el 2015, en Sarmin, la situación se repitió. Un barril de gas cloro cayó dentro de una casa y mató a seis personas, dejando además a 30 afectados por la inhalación de este agente que llena los pulmones de agua hasta provocar la asfixia.

En Alepo también se vivió una situación similar en el año 2016. Por lo menos tres personas resultaron muertas y cuatro quedaron en estado de gravedad tras un ataque con este mismo agente en un barrio controlado por la oposición.

Jan Shijun (2017)

El Gobierno de al Assad, según confirmó la Comisión de Investigación de la ONU, volvió a emplear el agente nervioso sarín el año pasado en la ciudad de Jan Shijun, al norte de Siria.

En dicho atentado, murieron entre 70 y 100 personas, y más de 500 debieron ser tratadas de emergencia debido a la intoxicación.

Tras los hechos, el presidente de EE.UU, Donald Trump, ordenó el ataque de una base militar siria con 59 misiles de crucero Tomahawk.

*Estos son solo algunos de los ataques registrados con armas químicas en Siria. Las cifras de fallecidos muestran una gran oscilación dependiendo de la fuente que las emite, en especial por la dificultad y riesgo de realizar la cobertura y recopilación de datos en terreno por parte de los distintos medios.