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A los 90 años murió el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro

FILE - In this Oct. 12, 1979 file photo, Cuban President, Fidel Castro, points during his lengthy speech before the United Nations General Assembly, in New York. The man who nationalized the Cuban economy and controlled of virtually every aspect of life on the island celebrates his 90th birthday on Saturday, Aug. 13, 2016, in a far different country than the one he ruled for decades. (AP Photo/Marty Lederhandler, File)

La información fue confirmada por su hermano Raúl en una intervención en la televisión estatal.

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26 Noviembre, 2016

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A las 22:29 horas (2:29 de Chile) falleció el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro. En cumplimiento de la voluntad expresa del compañero Fidel, sus restos serán cremados en las primeras horas (del sábado)”, dijo una emocionado Raúl Castro para informar a Cuba y el mundo la muerte de su antecesor y hermano, Fidel Castro.

El Mandatario explicó que durante las próximas horas se dará a conocer cómo se realizarán los funerales.

La última vez presentación pública de Fidel Castro fue el 15 de noviembre, cuando recibió en su residencia al Presidente de Vietnam, Tran Dai Quang.

Tras cuatro décadas de liderar con firmeza uno de los últimos bastiones del socialismo, los problemas de salud fueron lo único que logró apartar a Fidel Castro del poder. En el año 2006 su hermano Raúl asumió la tarea de dirigir Cuba.

Hijo de un emigrante gallego que hizo fortuna a la sombra de las multinacionales estadounidenses, se crió en un entorno más bien acomodado y fue educado en un colegio jesuita.

Intentó mantener siempre su vida privada en el misterio, con más o menos éxito. Aunque se confesaba tímido con las mujeres, tuvo ocho hijos con cuatro madres diferentes… incluso otras versiones hablan de 15 descendientes.

La política llegó a Castro en 1945 cuando ingresó a estudiar Derecho. Durante los 5 años que duró la carrera, cultivó una activa militancia en el Partido Ortodoxo y su sueño de derrocar la dictadura de Batista con las armas.

Con ese objetivo en mente, encabezó el asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, en contra de la dictadura de Batista. Aquí se anota el inicio de la revolución. Las cosas no salieron como esperaba. Castro fue condenado a 15 años de prisión.

Tras pasar 22 meses encarcelado y en medio de las protestas que enardecían a La Habana, Fulgencio Batista decretó una amnistía para los presos políticos. Castro volvió a la calle y junto a él sus ansias por derrocar al dictador.  Buscó apoyo en otros países, reunió a sus propios combatientes y sumó a sus filas a quien se convertiría en un ícono: Ernesto Che Guevara.

Según él, sus “mejores años” fueron los que pasó combatiendo en la Sierra Maestra, período durante el cual forjó su personaje de jefe militar. El 1 de enero de 1959, las tropas del Segundo Frente Nacional del Escambray comandadas por Eloy Gutiérrez Menoyo, entraron a La Habana y zanjaron así el destino de Batista y el comienzo de Fidel en el poder.

Con la llegada de John Kennedy a la Casa Blanca, en 1961, las cosas se complicaron para Fidel y la tensión entre ambas naciones aumentó significativamente.

Kennedy apenas llevaba 3 meses en el poder cuando un pequeño ejército de exiliados cubanos invadió la isla del caribe con la clara intención de derrocar a Fidel Castro, asesinarlo e instaurar un gobierno afín a los intereses económicos y políticos de Estados Unidos.

La operación, conocida como Bahía Cochinos, fue un rotundo fracaso, tanto así que incluso terminó con la revolución cubana más afianzada y el prestigio en caída del entonces flamante nuevo presidente estadounidense.

Pero la tensión podía aumentar aún más. En plena Guerra Fría, la entonces Unión Soviética instaló en suelo cubano rampas de lanzamiento de misiles con las que podían alcanzarse objetivos en Estados Unidos. La crisis de los misiles terminó con Kennedy bloqueando navalmente a Cuba y con la exigencia de retirar las instalaciones que pudieron hacer estallar una guerra nuclear entre las dos superpotencias.

Pero Chile no estuvo exento de la presencia de Fidel Castro. El 10 de noviembre de 1971 el huracán caribeño se dejó caer sobre el país para conocer el proceso chileno liderado por Salvador Allende. Durante 24 días, Castro tomó pisco, usó ponchos, comió chirimoyas y se sentó en la mesa con medio Chile. Incluso fue declarado hijo ilustre de Punta Arenas y de San Miguel.

 

Los encuentros entre ambos líderes revolucionarios culminaron con un regalo simbólico. Un fusil de asalto AK-47, la misma arma que terminaría con la vida de Allende en 1973.

 

La caída libre del comunismo en Europa arruinó a Cuba, pero no sus sueños. Desde entonces, Fidel Castro, ya anciano y testarudo, trató sin descanso de hacer de su isla un búnker militar e ideológico, esperando, como lo pedía durante su juicio en 1953, que la Historia le dé la razón.
FOTO: AP

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